miércoles, 25 de mayo de 2016

Nuestra promesa mamá

6 meses han pasado de nuestra promesa mamá.

Era una noche fría, estábamos cenando con mis hermanos y mis padres llegaron del trabajo; los recibimos como de costumbre: con un grito de "allí vienen, escóndanse!" y cada uno de nosotros elegía un escondite diferente al del día anterior para que no nos encuentren. Mis padres usualmente nos siguen el juego, pero ese día en particular mi mamá estaba diferente, solo atinó a sentarse en la mesa y tomar una taza de café porque sentía mucho frío y dolor de cabeza, pensamos en que podía ser parte del proceso de gripe y se metió a la cama a dormir. Yo me quedé con mi papá conversando sobre el modelos de naciones unidas en el que estaba participando como directora del comité del Fondo Monetario Internacional, cuando de pronto escuchamos un sonido muy extraño que provenía del cuarto de mis papás, entré corriendo a ver que había pasado y era mi madre, estaba pálida y no podía articular palabras, los labios los tenía morados y sus dientes castañeaban, fue una imagen que me quedó muy marcado, en ese momento llamé a mi papá y me acerqué a ayudarla, ella no podía moverse, sus piernas y brazos no le respondían, movía la boca pero no emitía sonido, cada vez la veía más y más pálida por lo que traje una bandeja de agua caliente y una toalla y con eso le mojábamos los pies y manos para que pueda recuperar calor y poder llevarla al hospital. Sentía a mi madre cada vez más débil, mis hermanos lloraban y se desesperaban, yo también tenía unas profundas ganas de llorar pero me mordía los labios para que ella no me viera así, teníamos que darle fuerza. Luego de un rato, mi madre comenzó a recobrar algo de calor y aprovechamos para llevarla al hospital con mi papá, Pablito debía quedarse cuidando a Gabrielita, ellos aunque aún son pequeños, sacaron fortaleza de lo más profundo de su ser y se quedaron solos en casa a mitad de la noche y con toda la preocupación.

Entramos por emergencia, eran casi la 1 de la madrugada y solo podía quedarse una persona con el paciente, papá tenía que trabajar al día siguiente así que le dije que regresara a casa mientras cuidaba de mamá.
Pasamos toda esa madrugada entre exámenes de sangre, orina, radiografías y ecografías, haciendo las típicas colas de hospital nacional y esperando a que los doctores se desocupen para atender al siguiente paciente. Era la primera vez que dormía en una sala de emergencias, y francamente me impactó, no solo por tener a mi cuidado a mi madre enferma, sino porque habían pacientes que llegaban igual o peor que mamá, y habían también muchas otras llorando y orando.
Conocí a una chica que calculo tendría mi edad y luego de llorar por bastante rato, se secó las lágrimas y se dispuso a seguir luchando por cuidar a su papá, le había dado un infarto.

Al final de la jornada, le detectaron una infección urinaria fuertísima que había afectado a los riñones, y debía quedarse internada al rededor de 3 semanas para poder estabilizarla y porque los médicos previeron que podría necesitar 2 operaciones, en ese mismo instante la enfermera alistó su cama mientras yo corría a casa a traer sábanas y artículos que necesitaría para su tiempo en hospital.

No me dejaron quedarme con ella, solo podía regresar a verla en la tarde. Yo seguía con la responsabilidad de liderar un comité en el modelo ONU y de cuidar a mis hermanos, así que me dispuse a cerrar esos temas e ir a ver a mamá.

Pude regresar al hospital en la tarde y mientras esperaba poder verla, me puse a pensar en lo fugaz que es la vida, un momento puedes estar bien y hacer miles de planes, piensas que tienes la vida asegurada y que eres invencible, pero al siguiente alguna enfermedad se apodera de ti o eres víctima de un robo y asesinato por la creciente ola de inseguridad; la vida puede darte una nueva oportunidad: seguir luchando y eso fue lo que le planteé a mi mamá, le dije que si ponía todo su empeño y sus fuerzas para sanarse, la llevaría de viaje, a cualquier lugar, solo ella y yo, que subiría  a un avión por primera vez en su vida.

Su mejora fue rápida comparado a lo que los doctores habían estimado, cada mañana antes de ir al trabajo iba a verla y a llevarle cosas, entre ellas los dibujos de mis hermanos y los chocolates que le gustan.

Al finalizar la semana, y habiendo sacado nuevos exámenes le dieron de alta y le dijeron que las dos operaciones programadas ya no serían necesarias porque había progresado un montón.

La relación con mi mamá no siempre fue la mejor, tenemos caracteres y gustos muy diferentes, y hace casi dos años no nos soportábamos, fue después de que mi papá viajara a Chile a vivir, que sentimos que si no éramos un equipo no podríamos sacar a nuestra casa adelante, y fue así que desde entonces nos apoyamos, y si bien a veces renegamos, sabemos que nos amamos un montón y que si le pasara algo como pasó en esta vez siempre estaría allí para apoyarla, amarla y darle el apoyo que necesite.

No se si esté bien aprender a valorar a tu familia cuando se está destruyendo, cuando los estás perdiendo o cuando existe alguna externalidad negativa que los afecta, pero si esa circunstancia da pie a que las cosas cambien y mejoren, definitivamente nos ayudó a unirnos más, ahora disfruto mucho el tiempo y los momentos que paso a su lado.

Los meses pasaron y hace unas dos semanas nuestra promesa se hizo realidad, mamá viajó por primera vez en avión a Arequipa, tuvimos un tiempo de calidad solo para las dos y pudimos celebrar el Día de la Madre conociendo el Misti, visitando Yanahuara y el molino de Sabandía, sintiendo la energía del Cañón del Colca, viendo el vuelo del cóndor y comiendo las delicias arequipeñas como el rocoto relleno y el chupe de camarones y como para que quede en la historia,  pudimos salvar a una llamita que se estaba hundiendo en el fango.

Yo no soy perfecta, mamá tampoco lo es pero se que el amor que nos tiene es puro y alcanza límites inimaginables, simplemente estoy agradecida con ella por ser una mujer luchadora que a pesar de estar en proceso de recuperación siguió trabajando para poder darnos lo mejor, una madre coraje porque se abrió un camino y se unió nuevamente como equipo con mi padre para poner un negocio, madre amorosa porque cuando la lleno de besitos dice que sus baterías se recargan y puede seguir adelante, madre resiliente porque a pesar de no poder salir embarazada durante cuatro años luchó para poder tenerme, es una madre y maestra que me apoya y también me grita cuando algo anda mal.

Gracias mami por todo lo que haces por mi y mis hermanos, sin duda gracias a ti y papá soy quien soy y no podría estar más orgullosa y agradecida con ustedes.
Los amo siempre

En el avión rumbo a Arequipa 

 Cenando comida típica arequipeña

Mamá en el Cañón del Colca 

 Juntas en el Cañón del Colca

 a 4910msnm

 Rescatando una llamita

Mirador de Yanahuara

 Mirador de Yanahuara

Molino de Sabandía


 Calle Mercaderes

 Tomando café en La Lucha

De regreso a Lima

Nuestro viaje mamá <3


1 comentario:

  1. Nuria es un relato muy bello en el cual somos las protagonistas de la historia,me vuelves a sorprender con cada cosa que haces,eres una cajita de sorpresa que día a día sorprendes. Agradezco a Dios por tenerte a mi lado,tienes muchas cualidades,virtudes, talentos y tu nueva faceta de escritora, que la heredaste de tu padre que hacen de ti una personita grandiosa y extraordinaria.Estoy muy segura que llegaras muy lejos hijita,sigue con tus ideales tus metas,lucha por ellas y no pares hasta conseguirlas,desde el fondo de mi corazón presiento que así sera. te amo Nuria Rodriguez, espero tener fuerzas para seguir a tu lado hasta que Dios lo disponga .con cariño Mamá





    ResponderEliminar